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Se decía libre y la conocí en el tiempo en el que no se toma un descanso, en el que brinca para saltarse los descansos y que prefiere sumar minutos para deberle al futuro, se decía libre y la conocí siendo esclava de la libertad de un corazón ambiguo, se decía libre para elegir aventar sus monedas a un pozo y de deseos llenar la alcancía.
Se decía libre para dejarse llevar por el tiempo que no toma reservas, para impregnarse de poesía y vivir las tormentas en una pintura de atardeceres dulces, y la libertad se decía libre, mientras paulatinamente se casaba con la rutina de pensar en tiempo futuro olvidando que el presente le comía los pasos.
Era libre cuando la conocí o libre se decía hasta que olvido lo paulatino que corren las sorpresas, hasta que el tiempo decidió tomar un descanso y afianzarle fuerza a los meses que minutos hoy son de estudio.
Se decía libre hasta que profundamente observo sus ojos, esos que observan por primera vez el gozo y le ponen nombre a las figuras amorfas que fonemas encapsulan entre besos y ternura.
Se decía libre de los desperfectos de la vida que su vida eligió hasta que se vinculo al imperfecto presente que el futuro ideo, y fue libre hasta que sus ojos, esos ojos que libres son la miraron.
3 Comments:
Este es, sin duda, el post más breve que haya leído jamás.
Un abrazo Matizz! (y otro más al matizzito!)
G.
Ah caray! juro que cuando escribí la primera vez, el post estaba vacío por completo.
Hoy la libertad (y, por ende, la esclavitud) lo llenan con una reflexión de las más bonitas que te he leído. Sólo podemos probar que somos libres cuando podemos escojer otorgarla a alguien más.
Un comentario, nada más: creo que en el párrafo final, quién ideó el desperfecto presente fue el pasado, no el futuro, ¿no será así?
Un abrazo!
G.
tienes razón Georgells el futuro imperfecto es lo mas cercano a perfeccionar las causas del desperfecto pasado jaja
abraxo
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