Para viajar no necesito un boleto

Y entonces y solo entonces cuando me bajo de tí es que estoy a bordo.

Y entonces no se necesitan los boletos impresos ni las salidas constantes para descubrir el destino propio.

No necesito bajadas contínuas para parar continuamente, mas requiero bajarme de tí para no olvidar el tren en el que avanzo.

Son tantas las veces que cuando me bajo de tí advierto que el control de la ruta debe llevar mi mapa, y hoy me doy cuenta que la dirección que busco es no menos que una con rumbo definido.

Y entonces cuando me bajo de tí conspiro, conspiro con mis planes, sueños y piso, es cuando acierto en que estoy abordo de tu vida no por comprar un boleto.

Viajo a veces sin mochila y otras tantas llevo tanto cargamento que mis palabras cansan mis pensamientos.

Siento a veces tanto que no se si mucho complico el significado.

Viajar y quedarme en reposo un momento, vagar y no hacer vagabunda la búsqueda, eso es lo que cuando me bajo pienso.

Pienso tanto y decido a veces tan rápido que son pocas las veces en las que el corazón convence al argumento.

Y es que son tantos los años en que baje al subterráneo esperando encontrar luz propia antes de prenderme de nuevo con la tuya que ahora bajo continuamente al mundo en el que el pasado sustenta lo que ya debí haber aprendido.

Bajo por circunstancias y momentos para que mi presente baje a elevar el sentido de la parada.

Y entonces y solo entonces cuando me bajo de tí es que estoy abordo no por pagar un boleto.

Cuando me bajo de tí recuerdo que soy pasajera de los extraños pero soy viajera a tu lado, y solo entonces es que viajo mi mente sin temor a bajar de filo y rápidamente.

Con el paso del tiempo he encontrado en mi camino que estaré contigo pero hay veces en que necesito bajarme de tí porque tu no eres mi transporte solo eres parte de ese motor que confía en mí tanto como yo.

Y entonces cuando me bajo de tí recuerdo que soy yo quien escribe las líneas y tú quien a veces escucha.