escribo sin llaves

Te escribo porque no tengo llaves que darte ni compromisos que ofrecerte, te escribo descalza y descansando entre las plumas que deseos hilan.
Digo entre silencios que me silencian espacios y espasmos que me hablan y hacen eco en mis silencios, digo que no tengo llaves ni plazos ni regresos y afirmo que si regresas será porque no aplazaras tu ida.
Y te escribo porque no te encasillo ni me encarcelas, te escribo porque no hay planas en la pared que repitan tu nombre pero si una esencia que timbra entre mi pecho, te escribo sin parpadear, sin palidecer, sin esperar, te escribo por el puro placer de escribirte con tinta la descripción de lo que dejas, y hacerte ver que si te esfumas ese polvo que dejas en la puerta se asemeja al polen que traza la diferencia de la primavera.
Te escribo sin ecos, le escribo al hoy que no pretende ser mañana, le escribo sin celo y sin apego a tu piel, le escribo mas bien a esa compleja forma de ser que se complementa por un momento tan bien con mi absurda y absorta forma de actuar, te escribo sabiéndome ajena a tus pasos pero tan cercana a tus huellas, te escribo hoy porque no se si lo desearé mañana.
Te escribo descalza, descansando entre plumas y sabanas.
Y me pregunto si en realidad te escribo a ti o escribo pensando en mí y en lo que soy cuando casualmente coincidimos, me pregunto si la casualidad me arrastra a coincidir con las letras.
Y me respondo en los sueños que te escribo a ti solo que somos de una naturaleza ya tan parecida que es como escribirme y describirme a mí sin reservas ni prisas.
Te escribo y me escribo porque no tengo llaves que ofrecerte ni compromisos que prometerte.
Te escribo para dejar asentado que no es solo viento, para convencer al viento que su forma también se siente muy dentro.